Arte y cultura Opinión

“El llamado del anticristo”

Por Gonzalo Restrepo Sánchez

Se exhibe en nuestra cartelera local “El llamado del anticristo”, una historia basada en hechos reales que ha tenido mucha trascendencia en las carteleras internacionales, pero sí éxito en Santa Marta, donde este género de terror parece tener cabida en sus habitantes de salas de cine. Sin embargo, dicho filme nos invita a repasar en la historia del cine cuáles serían los títulos mejor valorados.

Si bien, Gabriele Amorth, fallecido en 2016, y considerado el mayor exorcista del último siglo; el filme de Maurice Pialat en “Bajo el sol de Satán”, basado en la novela de Georges Bernanos, o “Infierno” de Dan Brown, un cuento de hadas frente a lo poco que en vida relató sobre sus andanzas acerca de Ángel Maligno [al que se enfrentaba hasta “cinco o seis veces al día”, según dijo], dejo a su consideración las siguientes películas.

Se trata, por riguroso orden de aparición, de “El bebé de Rosemary” (1968), “El Exorcista” (1973) y “La Profecía” (1976). Las tres cintas marcaron tendencia en su momento, y registraron escenas [la fiesta de año nuevo del 66, cuando Roman clama: “¡Por 1966! ¡El año 1!”], que con los años, replicaron otras secuelas. La primera de ellas, significó la consagración de Román Polanski y seguía el rumbo de Mia Farrow y John Cassavetes, cercados de vecinos dudosos y en un instante clave de la vida de la pareja, cuando se participa la llegada del primer hijo [o la llegada del anticristo].

Cinco años más tarde llegaría “El Exorcista”, dirigida por William Friedkin y protagonizada por la inolvidable Linda Blair. Antes de que fuera un filme espeluznante, la novela de William Peter Blatty había vendido 13 millones de ejemplares y sin lugar a dudas preparando un camino para avalar un éxito del que se hablaría durante muchos años.

El autor de la novela afirmó que la historia estaba basada en un hecho real, un exorcismo llevado a cabo en 1949, del que se había ocupado el diario “Washington Post”. Aunque lo considere extraordinario o inaudito, en pleno siglo XXI y en la vida real, fueron muchos los clérigos que solicitaron y consiguieron autorización para practicar lo que en la película de 1973 realizaba el sacerdote (encarnando en Max Von Sydow) para apartar el diablo en el cuerpo de una chica de 12 años [aún se recuerda las imágenes de sus ataques de furia, hablaba varias lenguas extrañas, y como giraba su cabeza como un trompo y levitaba].

La tercera película a mi juicio es “La Profecía”, con un elenco de lujo encabezado por Gregory Peck y Lee Remick, dirigidos por Richard Donner. También en esta oportunidad la posesión está en un niño. De las escenas representativas y repetidas luego por muchas otras cintas e historias televisivas está la del niño demonio manejando un triciclo, mientras la madre trata de cambiar una lámpara, subida a una escalera en un entrepiso.

“La Profecía” es de 1976 pero 45 años más tarde, el responsable de la serie mexicana “Quién mató a Sara”, resolvió incluir a otro niño que empuja la tarima donde su madre resiste en un frágil equilibrio, para concluir su caída. Nadie duda de un a imitación, aunque muy lejos de la cinta de Donner.

Las posesiones diabólicas y su supuesta solución: el exorcismo, parecían forzados al cosmos de la literatura fantástica y un subgénero cinematográfico de terror hasta que la iglesia [católica, apostólica y romana] adecuó la narrativa y la dispuso hace muchos años, en la más exacta coyuntura y vigencia con un seminario dictado en el año de 2021, dirigido a eclesiásticos interesados en educarse sobre los mecanismos más eficaces para expulsar al demonio del cuerpo humano.

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