Cuento

¡La de los huevos soy yo!

“El Cuento de Pedro”

Por: Pedro Norberto Castro Araujo

Recientemente conocí a una mujer policía quien me comentó que en su hogar la de los huevos era ella, su esposo era estilista  profesional, tenia un salón de belleza y era experto en realizar bellos peinados para damas mientras que ella en su función policial  era decidida en la labor de aprehender y capturar delincuentes.

Con esta historia traigo a colación el cuento del hombre gallina a quien en la noche de petición de mano de su novia,  su suegro le pregunta sobre que haberes va a colocar al servicio de la sociedad conyugal; al quedarse callado el suegro se autoresponde y le dice; por lo que veo lo que vas a poner son huevos como toda gallina.

Es el caso de Jacinto de quien su suegro le  pronosticó que en el matrimonio solo colocaría  los huevos. Efectivamente al morir, su hija heredó fincas y ganados, en ese momento necesitaba el apoyo de su marido quien como hombre debía asumir la responsabilidad de administrar los feudos que dejó su suegro.

Al no corresponder se dio cuenta que  su esposo era un bueno para nada. Por ello le tocó asumir por años la responsabilidad de administrar todo el haber conyugal.

Educó con tesón a todos sus hijos endilgándoles responsabilidades, el menor fue el último en contraer matrimonio por ello decidió convencerlo para que continuara viviendo bajo su sombra, albergando a su nuera en la tradicional casona de grandes tejados.

La idea de la vieja matrona era la de ver crecer a sus nietos así como vio correr a sus hijos por los extensos corredores de la quinta colonial. Su nuera  algún día le pregunta razonadamente a su esposo, mijo tu mamá tiene grandes extensiones de tierra, ganado abundante, ordeña más de mil vacas, todas lecheras, con una producción de 40 tinas en verano y aún con todos esos ingresos observo que existen precariedades en esta casa.

La humedad, el comején y las goteras están consumiendo la casa, las mecedoras están rotas, la licuadora está dañada, la lavadora no sirve, los abanicos están desajustados, la olla a presión ya no pita, el timbre se dañó; por qué no le dices a mi suegra  que aporte un dinero y le ayudamos a reparar los daños.

Petronila al ser enterada le responde: ve hijo si estai pensando que con finca vamos a arreglar la casa te va toca sacate esa idea de la cabeza, lo que produce la finca se queda en ella eso se queda en trabajadores y arreglo de potreros; es mejor y más barato tener un marido flojo y sin huevos  como tu padre al que siempre he mantenido, que tené finca.

Foto: Tomada de internet

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