Cuento

Fiesta del Corpus Christi 

“El Cuento de Pedro”

Por: Pedro Norberto Castro Araujo 

Recientemente se celebró en Valledupar y en la población de Atánquez la  fiesta del Corpus Christi, recordé emocionado como cada año mi padre Pepe Castro en compañía del doctor Hermes Pumarejo Hernández, “Jike” Cabas, “Toño” Mindiola y Doris su hija se desplazaban hasta allí a encontrarse con los habitantes de aquel corregimiento incrustado en las estribaciones de la Sierra Nevada y circundado por el río Guatapuri, donde era recibido con alegría por amigos de la tierra de San Isidro labrador.

Al retornar a la ciudad se les veía merodear por los alrededores de la plaza Alfonso López y  en compañía de contertulios que habitaban en los alrededores de la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, se reunían para halagar al Santísimo y observar la antiquísima tradición popular. entre los que recuerdo: Tom y Orlando Mejía Castro, José Alfonso Martínez, Alvaro y Ciro Castro Castro, “Pateto” y Ciro Monsalvo, Dario y “Turco” Pavajeau, Rodrigo Montero Castro, Fredy y “Poly” Montero, Hernando Molina Céspedes, Amantina Castro, Armando, Rodolfo y Hernán Maestre Pavajeau, Carmen, Lilian y Katya Montero, Augusto Socarrás, “Pacho” Fuentes y Leo su Esposa, Armando Araujo Castro, Iván Zuleta Fuentes, “El Negro” Zabaleta, Jaime Araujo Noguera, Aristides López, Rodolfo Mejia  Peñaloza, Raúl Lafauri Acosta, Elfo Jiménez, Armando Becerra Morón, Jose Aponte, Óscar Gómez Brito, “Rafolo”, Castro, Álvaro Castro Socarrás y Julio Muñoz Castro.

A este grupo de amigos, con la danza se les veía rebosar de alegría al ver a los diablitos bailar, donde se destaca la presencia de gigantes y cabezones, que aludían autoridades de la época colonial y que hacían oposición al cristianismo. En dicha danza, uno de los instrumentos destacados y predominantes son las castañuelas que no paran de sonar en todo el recorrido  y una maraca que simboliza la cultura indígena para orientar los espíritus del mal en su ceremonia.

En la actualidad, en la plaza se observan pocos patrocinadores de los diablos danzantes, encuentro a mi madre Maria Mercedes Araujo de Castro, Tania Castro, Ten Pupo Castro, María Lourdes Castro, Jaime Pérez Parodi y Oliva Chona.

La danza de los diablos en la fiesta del Corpus Christi es la solemnidad entre la lucha del bien y el mal encarnado en el demonio llamado  Satanás quien fue arrojado a la tierra tras ser dominado por Miguel y sus ángeles, este vencido y despechado decide hacer la guerra a quienes guardan los mandamientos de la ley divina  y mantienen el testimonio de Jesús. 

Los danzantes con oraciones y coplas al Santísimo impiden que el demonio escape y lo obligan a rendirse ante los pies del creador. Los diablos acompañados con atuendos de capa roja y negra, espuelas y enormes máscaras adornadas con afilados colmillos, se arrodillan en la puerta de la iglesia para recibir el permiso del obispo para entrar al templo ante la presencia de San Miguel Arcángel.

La escenificación de la entrada de los diablos a la iglesia encarna  el inmenso amor de Dios a sus semejantes y su capacidad de perdonar al pecador arrepentido,  es un acto muy sublime donde el diablo se rinde ante la presencia del Arcángel Miguel y la sumisión del diablo ante Dios.

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