Opinión

Perro amarrao 

“El Cuento de Pedro”

Por: Pedro Norberto Castro Araujo 

Vivimos en un departamento de indolentes donde  ocurren actos barbáricos como el sucedido días previos a los comicios en Gamarra, donde desadaptados incineraron a funcionarios de la Registraduria del Estado Civil en esta región donde los homicidios y los atracos son el pan de cada día, donde los corruptos en cada contienda electoral hacen su agosto. Cómo queremos mostrar al mundo la cara amable de nuestro país si en pleno siglo XXI suceden actos de mucho repudio social, como el ocurrido con el secuestro del padre del jugador del Liverpool, Luis Díaz, un país donde no se acata la ley ni el orden, un país donde se compran conciencias por cuanto la moralidad no existe, un país donde muchos  tienen precio y ese valor lo ofertan los corruptos para sanear sus fechorias,  desadaptados que agarran del erario público inflando costos en la ejecución de obras públicas y  capaces de robarle el alimento a los menores con el fin de untar a los funcionarios de los entes de control. 

El fenómeno de la corrupción ha crecido tanto que se ha convertido en un monstruo de diez cabezas que arrasa con todo lo que encuentra y que tiene envenenada el alma de la sociedad, de aquellos que  prefieren enlodar su nombre a cambio de migajas. Los corruptos se atreven hasta a invadir competencias expidiendo fallos absurdos y equivocados comprados con gruesas monedas, no importa que después se les sancione con el peso de la ley.

Los cesarenses estamos encadenados y  a la suerte de quien maneja y despilfarra el presupuesto; resultaría incrédulo pero es así, los ciudadanos de bien apostaron al cambio, al programa de gobierno de su preferencia, al de propuestas dignas, el esgrimido por una mujer sin tacha y de manos limpias. 

Inconcebible que una maquinaria corrupta y cuestionada ayudara a elegir marionetas a pesar de los cuestionamientos legales y pese a que antes de que cante el gallo será desgreñada y deshojada por las decisiones de una  Corte que no descansa ni duerme; pero ello no importa, todo está fríamente calculado vendrán los encargos y el candidato será de ellos y manejado por ellos, no importa quien esté lo importante es que  esté subyugado al clan dominante y  que obedezca órdenes tal cual.

Lo que ocurre en el Cesar se sale de control, me recuerda a Betowen, un canino de propiedad de Pepe, quien para complacerlo  realizaba peripecias para demostrar que era el mejor, mi hijo al acariciarlo decía que el era el mejor del mundo. Aquí tenemos a la mejor, una mujer de grueso calibre quien en campaña me hizo recordar a Consuelo, una mujer como ella, berraca y trabajadora, de estirpe social extrovertida y carismática, sana e inteligente con fluidez verbal, sin paja, con sabiduría, sin arrogancia y con estilo, una mujer luchadora por lo que quiere, guerrera como nuestra inmolada Cacica.

Pesar da ver la suerte de los contratistas cesarenses, amarrados y encadenados viviendo lejos de sus familias, trabajando en otras latitudes por cuanto acá no se les da una oportunidad laboral. Afortunadamente la sociedad está cansada, hace cuatro años Claudia ganó un espacio con 100 mil votos, hoy lo triplicó con 250 mil, pisándole los talones al aparato mañoso de un sistema casi imperial.  los cesarenses con cuatro dedos de frente y pertenecientes a  esa sociedad pensante y analítica ya no los quiere por el contrario los repudia.

Tenemos a la mejor pero derrotada por un sistema lánguido pero fortalecido en sus  estructuras, bien engrasado para permanecer en el poder, no importa que costo, se paga por ello. 

Covid el perro guardián de mi hijo Pepe murió amarrado y encadenado  cuando avispas africanizadas lo azotaron con ponzoñas venenosas. Así queda el Cesar, encadenado como aquel perro amarrado a la suerte de aquel que realiza  lobby en la capital para tapar lo que aquí indigesta.

Related Posts

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *