Arte y cultura Opinión

Resistencia

Por: Gonzalo Restrepo Sánchez

Estamos viviendo una época de la IA, donde no hay artículo diario de prensa o revista especializada que no reflexione sobre ello. Y metidos en el análisis de “The creator”, la historia se sitúa en el año 2070, donde la humanidad ha cometido la equivocación de dejar que la inteligencia artificial despoje el control de sus sistemas de defensa, y la infortunada consecuencia ha sido una explosión nuclear ha demolido la mitad de Los Ángeles.

Este hecho fracciona al mundo en dos grandes bloques: uno obstinado en eliminar las IA por considerarlas una amenaza para la humanidad, y esa suerte de “resistencia” que está trabajando clandestinamente en un arma que ponga fin a la guerra. “The creator” o “Resistencia” en nuestro medio, podemos decir sin vacilación alguna, que es una obra maestra en su género.

Sin entrar en disquisiciones de qué es una obra maestra, este filme del cineasta Gareth Edwards —con los actores John David Washington, Gemma Chan, Allison Janney, Ken Watanabe— revisita con firmeza y talento las claves de los clásicos de la ciencia ficción “Star Wars”, “Blade Runner”. Y más recientes “Terminator”, “Elysium” o “Distrito 9”.

Y es que “The Creator” toca a un género en riesgo de decadencia, ya que es una epopeya de ciencia ficción de Hollywood que no está asentada en algún videojuego, cómic o un filme que se haya visto. Ahora, esto no alude que la cinta sea totalmente única. Como tal, es un género esencialmente especulativo, y cuya certidumbre está supeditada a los conocimientos científicos sobre los cuales se apoyan sus evidencias. En este contexto, contrasta con la literatura fantástica, que se basa en hechos y pruebas solo supuestos, en cambio la ciencia ficción trata de argumentos científicos o relacionados con la ciencia.

Para entrar en materia, algunas de las particularidades de la ciencia ficción son sus asuntos sobre las utopías, distopías, viajes al espacio, conquista espacial, evolución de los robots, secuelas de una hecatombe, apocalipsis nuclear, realidad virtual o civilizaciones alienígenas. Al mismo tiempo, “The Creator” tiene a su favor la potencialmente demostrada destreza del cineasta Edwards para apuntar un cine de evasión y entretenimiento.

Respecto a película en sí, varias cosas. Primero citaré el crédito en la música de Hans Zinner (cargada de virtuosismo), que se adentra en las narrativas que ofrece el filme, por su funcionalidad a la hora de iniciar una historia, de hacerla florecer y, más abundante aún: acentuar las gramáticas cinematográficas relacionadas con el ritmo y los sucesos en su estructura de montaje.

Con una puesta en escena práctica en la que prima la agilidad, la fluidez narrativa y en la que se pone el foco a partir de la mitad del filme. Las vidas de cada uno de los protagonistas se cruzan, sin que el filme los pliegue unos sobre otros como quien requiere expresar un juicio sobre el determinismo de apariencia. En el caso de la niña Madeline Yuna Voyles que interpreta un papel mucho más difícil que el de sus dos colegas conscientes de ella —intensifica el personaje con una gran capacidad, convirtiéndose en la gran sorpresa de la cinta.

Además, en lo referido al guion, en su conjunto salva bien y desde lo visual su identidad como un espectáculo de acción y ciencia ficción de calidad. La cinta está bien dirigida y, si bien, reitero su argumento no es nada nuevo, consigue conservar el interés a lo largo de su metraje, convirtiéndose en una atractiva sorpresa de la temporada y seguro algunas nominaciones al Óscar. En el tercer acto de la película, si bien, considerase que no hay nada inconcluso, a la postre, todo permite pensar en una segunda parte, pues quedan muchos interrogantes por resolver.

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