Opinión

El bacán

“El Cuento de Pedro”

Por: Pedro Norberto Castro Araujo 

Con ideas de avanzada, la Asamblea Nacional Constituyente logró cambiar la antigua Constitución Política de Colombia de 1886 modernizando los estamentos políticos del Estado. 

Tras largos debates la nueva carta constitucional  fue promulgada en 1991 haciendo alusión a los derechos fundamentales intrínsecos en la naturaleza del ser humano, se reformaron diferentes instituciones del Estado y se crearon otras; entre ellas la Fiscalía General de la Nación quien dio sus primeros pasos en 1992, pasamos de un viejo sistema clásico  a uno moderno y acorde con las exigencias de un mundo globalizado donde prevalecen las garantías del debido proceso permitiéndole un juicio justo al procesado.

Como todo sistema en su proceso de transición; este al igual que muchos arrancó con múltiples tropiezos. Fuscaldo, era el secretario de la Fiscalía 4a con sede en Barranquilla, su jefe era un chabacán, nacido en el barrio Rebolo, el más popular de “La Arenosa”; acudía siempre a las oficinas de la Fiscalía ubicadas en el Centro Cívico de la ciudad con pantalón y zapatos blancos. En su ambiente natural el doctor Reinaldo Paternostro, pero para sus amigos de infancia era “El viejo rey” Siempre de buen ánimo caminaba en un vaivén de alegría y un swing natural  que lo identificaba como un salsero de lujo.

Era un funcionario que venía con las mañas del viejo sistema judicial y en el campo laboral la cogía suave, nada lo desvelaba ni preocupaba. En alguna ocasión estando su Fiscalía en turno le correspondió realizar un levantamiento de un cadáver en un reconocido y privilegiado sector de la ciudad. Cuando llegaron al sitio de los hechos ya la Policía tenía acordonado el lugar, al ingresar a un lujoso apartamento encontró al occiso  tendido en el piso; con el apoyo de su secretario y una vieja máquina de escribir iniciaron con el protocolo de levantar el acta de inspección a cadáver. 

Mientras dictaba a su asistente, el fiscal a la vez revisaba la nevera y comía todo lo que encontraba en ella, dictaba las características del hombre tendido en el piso y mientras tanto esculcaba sus bolsillos, en uno de ellos encontró la suma de 200.000 mil pesos y en tono jocoso  le dijo a su asistente: “Secre ya este no necesita este billete y nosotros si. Hoy desayunamos con bocachico”.

El secretario con mirada fija lo miró entre sus lentes y movió su nuca en signo de aprobación, mientras que el doctor Paternostro se  quedó mirando al sujeto y se percató de que este tenía unos zapatos muy finos, tipo tenis, sin pensarlo, ágilmente  realizó el cambiazo de su parte, los zapatos del funcionario ya no aguantaban  una remontada más, los mismos estaban reforzados en su interior con periódicos para que no se colara el agua por la hendija de la suela.

El viejo secretario, playero como su jefe le alcahueteaba en todo “sus cruces”, cuando iban saliendo del lugar de los hechos el asistente le advierte a su jefe, “señor Fiscal le colocó al difunto los zapatos al revés”, a lo que éste le responde:  “Eche nojoda, ese man acaso va para alguna fiesta. Relájate loco que yo necesito estos para un baile esta noche”.

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