Arte y cultura

¡Compae Johnny! …Otra vez será

Por: Wilber Fábregas Molina

¡Que vaina no! . Cuando las cosas no le salen a uno como  las planea y no se dan. Yo que decía: “En pleno festival necesito encontrar unos amigos míos”.

Otra vez será. Le dije a mi esposa Duvis, refiriéndome al cubrimiento de la nueva versión; la 56 del Festival de la Leyenda Vallenata, que en esta oportunidad era en honor al centenario del natalicio de Luis Enrique Martínez Argote, “ El Pollo” vallenato. Ya tenía todo listo, pero nada. Alguien pareciera como decirme tajantemente… no te vistas que no vas. Se me presentó un inconveniente personal a última hora.

En ese instante sonaba en la radio un tema musical de Emmanuel y – pa´ más piedra- como se dice popularmente, acababa de prender el equipo de sonido: 

“Todo se derrumbó dentro de mí, dentro de mí, hasta mi aliento ya me sabe a hiel, me sabe a hiel”

Y ahora!. Le expresé a mi compañera.

Me respondió así de sencillo: “ Ajá ” y de inmediato le entendí.

Quise llamar a mi “compae” Johnny Pérez, el nieto del gran homenajeado y maestro, Luis Enrique Martínez, como también al sobrino de éste, Sebastián “Chema” Martínez, quien fuera su último guacharaquero ;  a la colega mía, Lida Mendoza, la que por cariño le digo “comae” Lida y decirles… la próxima será. todo se derrumbó dentro de mí.

Pero hay un proverbio que dice, “lo último que se pierde es la esperanza” y me quedaba la misma, para poder estar en el acto de inauguración.

Iba a cubrir al festival en su totalidad a nombre de Caribeña Estéreo, en calidad de enviado especial por la radio de Palmar de Varela, quienes vinieron a invitarme. Lo tenía preparado; credencial, alojamiento y hasta la “comae” Lida socializándome todo lo referente al evento.

Vivía a cada instante tarareando “Ausencia Sentimental” el tema de Rafa Manjarrez, que es el himno de ese festival, que agrupa a muchos amantes de este magnífico certamen.

“ Ya comienza el festival, vinieron a invitarme, ya se van los provincianos que estudian conmigo”.

En esta ocasión serían los colegas que trabajan en estas lides del periodismo conmigo. Estaba equipado, como suelo hacer, junto a mi compañera, mi ñia Duvis Romero.

No me puse en contacto con los colegas: “Pa’ no tener que contarle a nadie mis motivos”. El inconveniente surgió y no me quedó más remedio que notificarle a Johnny y a Sebastián. A Lida si le había revelado las causas.

“Tenía la esperanza de que tarde o temprano, pero ajá; nada. 

La verdad, pensaba en dicha esperanza y nada… las cosas no se daban. Y le tararee : “Yo que me muero por ir y es mi deber quedarme/me quedo en la capital por cosas del destino”.  Pero en esta ocasión no era la capital del país, sino del Atlántico.

Ya hasta tenía organizado el saludo a Valledupar, a su gente. Me había inspirado para hacerlo con el tema Abrazo Guajiro de la autoría de Carlos Huertas.

“Buenos días festival, fiesta tradicional, folclórico concurso/

Te vengo a visitar viejo Valledupar, te saludo con gusto/

Desde mi tierra vengo yo con mis cantares, con alegría

pa la tierra de Chipuco”.

También me hubiese gustado  asistir al acto de develación de la escultura de Tomás Alfonso Zuleta, “ Poncho “, realizado en el parque que está frente a su casa, el cual lleva su nombre como homenaje rendido por el alcalde Mello Castro en  reconocimiento a este juglar del vallenato, como uno de los grandes exponentes del folclor por muchos años, como herencia de la Dinastía que inició su padre Emiliano Zuleta, “El viejo Mile”.

Más que eso, había una razón especial para asistir al Festival Vallenato, además de lo profesional y ser amante de este género, realizar entrevistas a sus ejecutores, ir a Hurtado y encontrarme con los amigos,  con todos los que les atrae ese lugar, llegar a ver al  Santo Ecce Homo, quería las tumbas de los grandes visitar, de esos troveros, acordeoneros y famosos vine por saborear.

Y lo más grande… escuchar mucha música de acordeón, al encontrarme en el Valle de los reyes, escuchar cada canción, ver la ejecución de los participantes que lo hacen con maestría en pro de un galardón, que los llevaría a la fama.

Es Valledupar la capital donde el hombre elogia sus mujeres con el sabor de su cantar, oír los sones viejos, que me recuerden alguna bella canción sentimental de esas del inigualable Tobías Pumarejo y recordar de una u otra forma las parrandas de Roberto Pavajeau.

Encontrarme con los familiares de Consuelo Araujo Noguera, “La Cacica”. Era el tiempo de revivir esos viejos recuerdos, lo que uno como niño fue aprendiendo y tarareando en el tema Ausencia Sentimental, donde dice que si ella,- Doña Consuelo-, esta valiosa mujer, invitó al  doctor Alfonso López, que si el mango estaba en la plaza igual.

Carlos Vives en escena 

Y nada más  que el programa también incluía la presentación de Carlos Vives con su gente de La Provincia, a cuyos integrantes reunió allí 30 años después, reviviendo esos temas de Escalona, cultivando seguidores por todo el mundo: Latinoamerica, Europa, América, rompiendo un excelente record de ventas y haciendo famosos a los autores del vallenato tradicional los conocidos como los juglares, entre ellos el gran Luis Enrique Martínez,  Emiliano Zuleta “ El Viejo Mile”, Juancho Polo Valencia, Abel Antonio y Alfredo Gutiérrez, éstos últimos tres grandes del acordeón. 

La Presentación de Carlos Vives con Egidio Cuadrado, la popular Mayté siempre han sido un espectáculo por el empeño puesto por ellos para que las generaciones los recuerden siempre.Y uno de sus éxitos que es una vivencia es El Compae Chipuco

“ Viajando para Fonseca, yo me detuve en Valledupar/

Y allá en la plaza me encontré, Con un viejito conversón/

Y al pasar le pregunté oiga compae cómo se llama usted/

Me llaman Compae Chipuco y vivo a orillas del río Cesar/

Soy vallenato de verdad, tengo las patas bien pintá/

Con mi sombrero bien alón y pa’ remate me gusta el ron/

Definitivamente al no darse lo planeado;  las cosas no se dieron no nos queda, sino, prepararnos para una nueva versión del festival,  esperando que se mantenga en firme esa alegría de los vallenatos de no perder el apoyo a  la tradición, animarse para  ver actuar  a quienes tratan de conservar ese legado, para que no se pierdan las costumbres de nuestros pueblos y en especial en la tierra del Cacique Upar, que  se siga diciendo que:

“Soy vallenato de verdad, no creo en cuento no creo en ná’

solamente en Pedro Castro, Alfonso López y nada más

Soy Vallenato de verdad”.

Que se recuerden esos versos de Gustavo Gutiérrez de una gloria como lo fue el gran Pedro Castro Monsalvo:

Aquí canta un vallenato con profunda conmoción

a Pedro Castro que tanta gloria le dio a la región,

Pedro a ti Valledupar nunca te podrá olvidar, noble fue tu corazón al servirle a la región. 

Como no me quedaba otra alternativa por no haber estado presente en esta oportunidad y para saber más de cerca las cosas que los medios no publican, porque hay muchas vivencias que a uno le gustaría palparlas, tuve que recurrir a mis colegas y cantarle este párrafo: 

“Que me traigan razones, le pedí al veni’ a mis compañeros

las anécdotas y los cuentos nuevos, que son costumbres de allá”, y no me queda más sino escribir renglones diciéndoles a esos periodistas a esos amigos expresándoles, cuanto los recuerdo, mi gente y  mis alumnos  aquellos con quien suelo frecuentar. 

Quería una vez más comprobar  lo que me pintaban mis colegas Lida Mendoza  y Melitza Quintero, para que ellas  me sostuvieran  lo referente a la inspiración de  Fernando Dangond, que todo era “como las madrugadas en mi pueblo, ardientes, puras y majestuosas, mis versos viajeros y libres como el viento, cual astro fugaz del firmamento, en la noche hermosa”. 

Ellas cada vez que hablan de Valledupar enaltecen esa poesía de Dangond : “Porque el Folclor de mi Valledupar, donde el amor nace en mil corazones,  se eternizó en el alma del Cesar,  en la alegría de mil acordeones”. 

Recorrer las calles de la capital del Cesar era mi deseo, no se pudo y será en otra ocasión, quería ver si “Ya no hay casitas de bahareque, cuando en las noches, se llena el valle más de luces, si de verdad verdá ya no venden arepitas, queques, merengues, chiricana y dulces, pero de lo que si estoy seguro es que el folclor perdura como el arahuaco en la serranía, como el río Cesar en lozanía, con sus aguas puras y como me invitaron al festival, sentir las notas de un acordeón”.

¿Y saben qué quería?… encontrarme con Estela Durán Escalona y su hermano Santander, felicitarlos por esas costumbres que mantienen latentes  por el Cesar, en sus recorridos enseñando  y mostrando las bellezas que tiene la región, además apreciarlos por sus actuaciones musicales de familia.

Pero!…. Compae Johnny definitivamente no se pudo. Dígale a Sebastián Martínez que esté preparado porque nos veremos cuando organicemos algo para encontrarnos sin festival. 

Y esto lo hago con ustedes…

 “Pa’ no tener que contarle a nadie mis motivos”.

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