Crónicas Opinión

MÁS ALLÁ DE LOS FETICHES

Por: Patricia Berdejo

“Japonés se casó con hologramas y ahora tiene problemas maritales “

“Físicoculturista se casó con su muñeca y ahora se separa”

“Mujer se casa consigo misma”

“Un ingeniero chino crea una mujer robot y se casa con ella”

Cuando el ser humano fija su atención en algún objeto inanimado y lo transforma en palpitante obsesión, como fuente única de excitación y placer, aparece el fetiche como trastorno y desviación sexual; posiblemente visto como una disfunción de conducta, propia de las nuevas generaciones, según algunos y muchas veces, catalogada por los expertos como peligrosa patología, para muchos otros como una fijación hacia lo sobrenatural y ávida siempre de tratamiento terapéutico.

El fetiche va con todos y cada uno, oculto, visible o acaso imperceptible.

“Mujer se casa con su perro en programa de televisión”

¿Quién se resiste a las delicias de ser amado en el entorno de un singular paisaje natural, a la orilla de una playa, o inmerso en las aguas del mar, o algunos caballeros seducidos por la larga cabellera de una fémina y algunas damas delirando por un caballero musculoso, de aspecto atlético o esquelético, quizá?

Sin mitos, tabúes, ni inhibiciones, el fetiche vive, está y no se va, porque más allá de que etimológicamente, el término deriva del vocablo portugués “feitico”, que significa “hechizo” y de que, Marx hubiese identificado el fetichismo de la mercancía como un componente clave del capitalismo, el término o la conducta en mención, ha pasado también por Sigmund Freud para definirlo como una parafilia, donde, el sujeto que causa o produce el sentimiento de afecto, es normalmente un objeto o, en algunas ocasiones, una parte específica y llamativa del cuerpo de una persona y, en estos tiempos, como un asunto que poco trasciende; sin misticismos ni remilgos.

¿Qué ocurre cuando ya no se evidencia en nuestra sociedad contemporánea el mundo de los fetiches, sino que se deslinda del pensamiento, la fusión de lo real con lo sobrenatural?

¿Es la deshumanización, y la extinción de las virtudes y los sentimientos lo que cede lugar a que enseres y chécheres desplacen a los humanos para crear entre hombre y objeto, vínculos sagrados, insustituibles e indisolubles?

Related Posts

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *