Arte y cultura Crónicas

“La voz que se transforma en mujer”:Mujeres periodistas de Valledupar desbordaron sus emociones en una pintura 


Por: Lida Mendoza Orozco

Nunca antes me había sentido tan emocionada como en ese momento en el que la arquitecta y artista Yarime Lobo Baute me propuso hacer un taller de pintura para mujeres periodistas, luego de que yo viviera mi propia experiencia como espectadora en su exposición “ Cabañuelas de amor”, un  bonito proyecto que inició con 15 mujeres, familiares de los niños que hacen parte de la Fundaciòn Casa Barco que dirige la colega María Elisa Dangond. 

Mi respuesta a su propuesta fue inmediata y juntas comenzamos a organizar la actividad esa misma noche. A los tres días ya estábamos reunidas de nuevo, compartiendo todo el proceso de logística para iniciar con la convocatoria; así que decidí compartir esta iniciativa con directivas del Colegio Nacional de Periodistas seccional Cesar, recibiendo todo el apoyo. 


El nombre “La voz que se transforma en mujer” lo escogió Yarime Lobo, teniendo en cuenta nuestro oficio como periodistas y el público al que iba a ser dirigido. 15 mujeres aceptaron el reto.

Y la voz se transformó en mujer

Llegamos a Casa Barco, muy bien atendidas por la anfitriona María Elisa Dangond. Yarime inició el taller sumergiéndonos en el maravilloso mundo de la pintura abstracta, su historia, sus pioneros y su clasificación. Se escogieron dos modalidades: la geométrica y la lírica. 

Manos a la obra

Fue nuestra tallerista quien sentó las bases y luego, “mujeres, tomen pincel y pinturas, despójense de todo lo que pueda estorbar, quítense los zapatos si lo desean y…manos a la obra, a pintar todo lo que les fluya”.

Algunas más entusiasmadas que otras pero todas con el deseo de plasmar algo en esos lienzos que tuviera nuestra marca, nuestra identidad. Así comenzamos a hacer formas, a trazar líneas, círculos, a dibujar lo que nos fluyera del alma, sin nada preconcebido. 

Confieso que cuando escuché a Yarime decir: “manos a la obra”, salí corriendo como en una carrera atlética hasta escoger colores y pinceles según mi gusto. 

Eran cuatro lienzos cuya base fueron sacos de algodón pintados en blanco y negro ; inició la tallerista dibujando geométricamente ojos, nariz y boca y seguimos nosotras, mujeres entre los 25 y 63 años y con un inusitado entusiasmo comenzamos a plasmar lo que estábamos sintiendo en ese momento, lo que nos fluía del alma y del corazón; algunas se esmeraban por hacer arte figurativo, otras, entre tanto, prefirieron hacer rayas, manchones de diversos colores, salpicar la pintura, crear lo que su imaginación les permitía dibujar. 

Participar en el taller “La voz que se transforma en mujer” fue una experiencia enriquecedora, había participado de otra forma en ese tipo de talleres sólo como espectadora, pero una vez fui partícipe involucrándome con pincel y pintura en mano fue algo realmente extraordinario.

*Mi expresión de rebeldía y libertad*

Para mi este taller fue un gusto, un placer, me sentí plena y desinhibida, resolví ir en ropa cómoda y que pudiera manchar porque  estaba decidida a dejar que fluyera Lida niña, la que siempre estaba sonriendo feliz, la que jugaba a las muñecas hasta llegar a los 18 años, pero también dejé salir a Lida rebelde que permanece en mi interior y a la que no voy a dejar que se duerma o se muera, esa que siempre quiso alzar la voz y por algún motivo no pudo y ahora grita feliz todo lo que quiere expresar sin tapujos.

Ese taller, le dio la oportunidad a esa niña, de liberarse, de dejar su marca, su identidad  sus huellas y en esos lienzos, plasmé mi mano izquierda, cuyo uso quisieron atrofiar en mi infancia pero  mi rebeldía pudo más y hoy es preponderante a pesar de ser ambidiestra, mi pie derecho, el de mi pierna más corta, ( en el momento no lo escogí, fue al azar que decidí pintarlo para dejar la huella, pero hoy me doy cuenta de su significado) y mis labios también los unté de pintura, tal como hago desde los 14 años con lápiz labial, me puede faltar todo el maquillaje menos un pintalabios, siento que hace parte de mi yo, de mi esencia. Así, libre, sin importar lo que pensaran las personas que se encontraban en ese taller, dibujé también una carita feliz con larga cabellera como personificando a esa niña interior con la  fortaleza de la cabellera de Sansón. 

Al finalizar, todas pudimos darnos cuenta de la hermosa e interesante obra que pudimos construir en este mágico espacio donde primó la unidad , la colaboración, la amistad y el colegaje femenino. 

Así fue mi experiencia, una callada catarsis que me ayudó a sentirme más mujer, más fuerte, fue un momento de libertad que atesoraré en mi corazón por siempre. 

Gracias Yarime, gracias Casa Barco, gracias CNP Cesar. 

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  1. Patricia Berdejo says:

    “La voz que se transforma en mujer”, maravilloso ejercicio que concede un espacio de solaz y transformación. ¡Gracias @Lida Mendoza por tus aportes para construir una mejor sociedad!

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