Arte y cultura Opinión

Chinú, tierra de amor

Por Eduardo Santos Ortega Vergara. 

“Nace la poesía en mi tierra, tal como el Guatapurí, y se siente el frenesí, que baja desde la sierra

y mi corazón destierra,  todo lamento y tristeza, teniendo igual  la certeza, que en Chinú tierra de amor,  la poesía es como flor, bello trono de realeza”.

“De amor se llena la calle, y en los patios se confunde, versos que de amor inunde, con pletórico detalle.

A Chinú  traigo del Valle, de la provincia un presente, que en todo Zenú  se siente, versos del amor amor, un cañaguate y su flor, y de  cariño un presente”.

Este es el presente que de Valledupar  traje a estas hermosas tierras, llena de magia caribe, donde se confunden los versos del cantor enamorado con la poesía mística  del campesino labrador de hacha y machete.

Es igual ver y deleitarnos con un juglar de la poesía que  ha librado mil batallas de corazón abierto, donde ha perdido y ganado a verso puro el amor o el desamor; como ver también, el más pequeñin de la camada que le canta al frondoso árbol, o a la ternura de su mágico y favorito oasis de miel.

Hay que ver la calidad de ese semillero, niños entre 4 y 11 años que dicen presente al evento y a pesar  de estar muriendo de miedo, salen a demostrar con coraje de qué  están  hechos.

Experiencia significativa

Hablar con quienes hacen parte de este bello logro, es reconocer que la poesía  es pasión,  Milena Carrasquilla nos dice:

“Volver a ser niña, reir como rien los niños, sentarnos en el piso o en cualquier andén, desordenarnos, correr al encuentro de un abrazo, volver a ver la vida por el cristal por donde la miran ellos, aprender de su mundo, fue la mejor experiencia que se me ha permitido vivir en estos últimos tiempos.

Al amanecer de este nuevo día solo tengo para decir gracias al Semillero Rosita Santos Rodríguez y al Semillero Intercolegial de declamación, gracias a la  Corporación Encuentro Nacional de Declamadores y Poetas de Chinú, por confiar en mí y en mis compañeras Paola Andrea Sanes González y Dayana Lara Carrasquilla; la responsabilidad de formar a estos niños, niñas y jóvenes en el bello arte de la declamación. 

El balance al día de hoy no puede ser más gratificante: niños felices disfrutando de una tarima, un micrófono, un público.

Siendo ellos mismos, dejándonos ver a todos los presentes sus emociones, venciendo sus miedos y siendo inmensos.

Fue inevitable contener las lágrimas, momentos que uno solo quiere que se eternicen. 

Gracias a los padres de estos niños, sin ustedes estos procesos serían imposibles de llegar hasta donde hemos llegado. 

Ayer hubo 30 niños, niñas y jóvenes ganadores del primer puesto, no hubo segundos lugares, ni terceros, ni cuartos, ni quintos; ayer ganamos todos. Ganó un pueblo viendo a sus infantes ser grandes y majestuosos. 

Ganó un país viendo como sus niños y niñas cultivan paz y hacen patria desde este pequeño territorio donde año tras año nos visitan de todas partes para ver algo que ellos, nuestros visitantes manifiestan, dicen que esto que se vive en Chinú, el arte de la poesía y la declamación es único el mundo.

Mi corazón hoy solo siente gratitud por todo lo vivido y compartido con estos dos semilleros de declamación. 

Gracias y mil gracias por permitirme ser parte de esto”

El inicio

Ayer 12 de octubre comenzó  el XXXI Encuentro Nacional de Declamadores y Poetas de Chinú y estoy feliz, me disculpo por hablar en primera persona,  pero este es un homenaje que deseo gozarme con todas las ganas.

Si mañana muero, lo haré  feliz en medio de la poesía  y las ganas de más  de estos eventos.

Muchos amigos me acompañan con su aporte  significativo,  sus palabras,  y a través  de la distancia, me dicen presente; los abrazo en la distancia.

Chinú,  la casa grande de la poesía, Gracias.

Sólo eso.

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