Opinión

Guamalero, “Roba avión”

“El Cuento de Pedro”

Por: Pedro Norberto Castro Araújo 

El HK -757 un DC-4 de la compañía Aerocondor  cayó en manos de un grupo de revolucionarios que alegremente se lo llevó secuestrado a Cuba. Los cinco secuestradores abordaron el avión en el municipio de Guamal (Magdalena);  dos de los plagiarios se ubicaron en la cabina de mando, luciendo barbas postizas, sombreros y gafas oscuras y con amenazantes bocas de revolver  le  apuntaban en el cráneo al piloto y le dieron orden perentoria de dirigirse a Cuba.  Por la radio se les informó a los controladores aéreos de Panamá y Colombia que el HK – 757 tenía problemas con su sistema de comunicaciones y que por lo tanto continuarían el vuelo sin nuevos reportes.

Desde ese instante y durante las siguientes dos horas, el sistema de radio permaneció mudo. Cuando el Areocondor penetró espacio aéreo cubano, dos amenazantes Migs de fabricación soviética lo interceptaron. Ahí se volvió a arreglar la radio.  “Somos un grupo de revolucionarios, queremos vía libre a la Habana”, gritaron varias veces lo secuestradores.

Esa comunicación, no solo fue escuchada por la torre de control de aeropuerto Rancho Boyeros, de la Habana; también por el comandante el jet Córdoba  de Avianca procedente de Miami que sobrevolaba Cuba, escuchó la comunicación y retransmitió la noticia a Colombia, donde ya se daba al Aerocondor por desaparecido.

La llegada del avión secuestrado a Cuba coincidió con el arribo a la Habana de la delegación olímpica de ese país, que regresaba cargada de medallas de los juegos Panamericanos escenificados en Winnipeg, Canadá. Por eso, secuestradores y tripulantes ilusamente creyeron que la recepción revolucionaria era para ellos.

A las 7 de la noche, nuestros paisanos descansaban plácidamente en el Hotel Nacional, por cuenta de la revolución. Dos horas más tarde, el famoso cabaret Tropicana los declaró invitados de honor. Es así como en la madrugada, alegres y  pasados de copas, los revolucionarios colombianos hicieron aterrizaje  en el lujoso hotel, para descansar antes del regreso a la realidad colombiana.

Al mediodía, colmados de regalos, libros, discos, tabacos, ron cubano y pañoletas, estaban a punto de abordar el avión cuando un acucioso barbudo de uniforme verde oliva apareció y preguntó en voz alta: ¿Quiénes quieren quedarse en Cuba y quiénes quieren regresar a Colombia?… Ante la realidad cubana, Los colombianos impávidos prefirieron retornar a su país.

El avión despegó del cielo cubano a la 1:30 de la tarde con destino a Barranquilla. Antes de aterrizar escucharon por el sistema de altavoces: “Aerovías Cóndor de Colombia se complace en anunciar la llegada de su vuelo, demorado, procedente de Cuba. Avión HK 757, próximo a aterrizar, favor ajustar sus cinturones”.

En la pista, despistados agentes del DAS, procedieron a decomisar, tabacos, ron cubano y discos, por tratarse de elementos subversivos y a arrestar a los hermanos García Mayorca, personajes principales de esta historia.

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