Arte y cultura Crónicas

Los viajes del realismo mágico

Por: Eduardo Pertuz

Contar mi experiencia en los territorios que sirvieron de inspiración para la obra de García Márquez, fue evocar recuerdos maravillosos como médico rural en el municipio de Majagual, departamento de Sucre, el regreso en el 2015 por esta zona, conformaron el material de mi charla.

El realismo mágico tiene un nombre, es la gran región de La Mojana Sucreña, compromete los municipios de San Marcos, Majagual, Guaranda, Achí y Sucre. Vasta zona de humedales productivos donde el cultivo de arroz es lo principal, se le considera la despensa de Colombia y bien podría ser la Mesopotamia de América, bañada por dos ríos y grandes cuerpos de agua,  el río San Jorge y el río Cauca, la belleza de sus paisajes es extraordinaria.

Sólo estando en La Mojana, podríamos entender al nobel García Márquez, las cosas que pasan allí son macondianas, fuente de inspiración para cualquier obra literaria. Utilizando mis palabras describí algunos acontecimientos en el transcurso de mi año rural, el caimán que intentó devorar a un niño, el intento frustrado de la policía por matar al peligroso saurio a punta de una lluvia de plomo, la caza posterior por parte su padre, con métodos artesanales y mucha paciencia; mientras su hijo se batía la vida en el centro de salud donde yo lo atendía, o el día en que la guerrilla de las Farc intentó tomarse el pueblo a sangre y fuego y donde resultó herido de  gravedad un gran amigo. La búsqueda y rescate del herido conduciendo yo la ambulancia Land Rover Santana, arriesgando mi vida, para luego evacuarlo en lancha por el Caño de la Mojana en la madrugada, fue una faena estresante. Además, ¿como olvidar cuando llegó la enfermedad del cólera a La Mojana? 

Los pacientes llegaban en  improvisadas ambulancias,  cogían un palo largo para colgarle una hamaca al enfermo, eran horas de caminata en la manigua, el paciente era acompañado por su familia y  traían gajos de cocos para  hidratarlos, se podía saber de qué recóndito lugar venían, siguiendo el rastro de las conchas esparcidas por el camino. Todas esas historias y muchas más pronto dejarán de ser inéditas, pródigas de aventuras, jaguares, caimanes, fantasmas, caños, selvas y paisajes. Anécdotas que ocurren una vez en la vida, como decía el nobel:  “vivir para contarlo”.

Hoy,  el pueblo de Sucre es un museo viviente, la familia García Márquez crió a sus hijos allí, entre ellos a Gabo, quien salió adolescente del pueblo a continuar sus estudios. Gabriel Eligio, su padre telegrafista y homeópata del pueblo fue fuente de inspiración para muchas de sus novelas y también la cotidianidad de La Mojana, sus personajes sacados de la vida real. Uno de los acontecimientos más importantes hecho novela fue “Crónica de una muerte anunciada”  hoy se pueden visitar todos estos lugares inspiradores de Gabo, de la mano del escritor, filósofo y guía de la mejor ruta garciamarquiana que conozco, el profesor Isidro Álvarez Jaraba.

Recomiendo su libro: “El País de las Aguas”.

Gracias a Diana Banquez, directora de la Librería Remedios la Bella, al grupo Penta por el regalo del último libro del escritor Nuccio Ordine, “Los hombres no son islas” y a Germán Barros por el regalo del libro “Las voces muertas” de Gerardo Ferro.

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