Entrelazados de Alma y Lucha – Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente

Por :Yarime Lobo Baute
Hoy, 25 de julio de 2025, mi alma se estremece y se tiñe de colores vivos, como un amanecer en mi Valledupar querida. Celebramos el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente, un latir de tambores ancestrales que recorre las venas de América Latina, el Caribe y la diáspora. No estuve en aquel Primer Encuentro de 1992 en Santo Domingo, donde más de 400 hermanas afrolatinas, afrocaribeñas y de la diáspora tejieron con sus voces un grito de resistencia, pero su eco resuena en cada mosaico que mis manos crean, en cada rincón de mi ser que se une a esta causa. Soy Yarime Lobo, arquitecta por oficio, artista por alma, y hoy dejo que mi corazón cante y pinte esta fecha sagrada que abraza la dignidad de mis hermanas afrodescendientes.
Siento aquel encuentro en Santo Domingo como un telar vivo, un espacio donde se bordaron dolores profundos: sexismo, racismo, pobreza, migración, violencia. No estuve allí en cuerpo presente, pero mi espíritu danza junto a esas valientes que alzaron la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora, un cimiento de amor y fuerza. Esa red no es solo un suspiro; es un acto vivo que dignifica a las mujeres negras como ciudadanas plenas, llenas de luz. En mi taller, donde el mosaiquismo y el trencadís dan vida a “Negra Soy”, mi arte se transforma en un canto: ¡visibilizar, resistir, insistir, persistir, transformar!
Las mujeres afrodescendientes, un 30% de esta tierra latina y caribeña –unas 200 millones de almas vibrantes–, aún enfrentan miradas que las hieren. En mi Cesar natal, donde el vallenato abraza el alma y el río Magdalena susurra historias ancestrales de la historia negra, más de 150,000 hermanas afrodescendientes alzan su voz con orgullo, tejiendo su historia entre ritmos de tamboras y resistencia. Pero el peso de los estereotipos, esa sombra que las pinta como objetos sin alma, las empuja a la pobreza y la orilla. ¡No se rinden! Este día nos llama a romper cadenas, a desafiar el racismo y el sexismo, a abrirles caminos de poder y decisión. Que los países despierten de manera consciente y forjen políticas que las vean como lo que son: flores que florecen en la roca, no como hierbas en asfalto pisoteadas.
Desde mi rincón de creación, donde las teselas cantan historias de resiliencia, rindo homenaje a esta fecha con el alma desnuda. Pienso en mi amiga y hermana de la vida Melitza Quintero, bien llamada “perla negra” cesarense, cuya voz periodística toca corazones como una vez tocara el mío trayendo con sus letras un rayo de esperanza. La vi brillar con esa mirada que desnuda almas, y su espíritu guerrero es inspiración a seguir. Mi obra “Negra Soy”, con sus verdes, azules y flores danzantes, es un espejo de esa fuerza y belleza. Cada pedazo colocado es amor puro, un cimiento que trasciende lo material. Este día no es solo recuerdo; es un llamado a no claudicar y actuar en el eterno presente, a ser semilla que brota, no etiqueta que aprisiona.
Desde Valledupar, donde el cielo se pinta de promesas, alzo mi voz y mis manos al arte para honrar a estas mujeres indomables, faros en mi penumbra. Que este concebir de letras sea un puente, un mosaico más en la gran obra de nuestra semejanza que llama a la equidad. ¡Larga vida a esta lucha, larga vida a estos amores que laten en cada rincón!