Cuento

La venganza de El Balay

“El Cuento de Pedro”

Por: Pedro Norberto Castro Araujo

Recientemente visité las regiones de Córdoba, Sucre y Bolívar, más exactamente me encontré en la Depresión momposina de la Mojama sucreña, una región rica en la siembra de arroz, cultivos de  pancoger y ganadería sumado a la pesca artesanal que se vive en el día a día. Allí  enfoqué mi mente hacia el horizonte y pude constatar que ambas regiones obedecen al mismo patrón de comportamiento por cuanto mantienen la misma cultura y tradiciones.

La tertulia en  Magangué  ha ido creciendo a  pasos agigantados respecto a la audiencia del “Cuento de Pedro” escenario propio en reuniones con amigos que se han ido sumando  en busca de escuchar mis historias y relatos narrados en cada encuentro y cada vez que obligatoriamente paso en busca del cariño de mis nietos Jalimeth y Pedro Manuel Alí Castro.

Reunidos en una fresca  terraza o en  la finca de Augusto Salas, amigo de antaño, acompañados de una excelsa tribuna con Rodolfo Zambrano, Pedro Alí y Nandito Arrieta; en una tarde veranera relatamos historias acontecidas en la región más rica de Colombia.

En alguna ocasión hablando de toros se trajo a colación la historia del toro Balay,  el semental más afamado de la comarca, era de contextura sencilla, de color bayo, de raza criolla, nacido en la hacienda “Santa Teresa”de propiedad del ganadero Arturo Cumplido, el toro se destacó por su habilidad, valentía, agilidad pues era ligero como un rayo.

El toro era el más afamado de la comarca por ello era paseado en todas las ferias taurinas de la Costa Atlántica; aún en las más afamadas como la del 20 de enero en Sincelejo, era tan bravo que enfrentó a numerosos toreros dejando una estela de respeto y terror en toda la comarca.

Su fama creció en las sabanas de Córdoba y Sucre, tanto que inspiró al compositor Julio Fontalvo para crear un porro que narra sus hazañas. El mismo es interpretado por bandas y orquestas, canción obligada en todos los fandangos y fiestas que se realizan en el Caribe, sin olvidar al cantante de música vallenata Beto Zabaleta quien en uno de sus  éxitos realizó merecido homenaje al toro Balay. La canción del Balay que relata su vida y muerte se convirtió en un himno en la sabana de Córdoba, Bolívar y Sucre.

Uno de los encuentros más recordado fue con el banderillero conocido como el Chino Tuirán en 1974 en la Corraleja de Corozal, el chino intentó enfrentarse al toro pero “El Balay” le rajó el brazo menguando, su fama y honor.

Al recuperarse,  el Chino Tuirán decidió vengarse del toro, en su próximo encuentro en 1975 utilizó banderillas envenenadas en aras de vengar su honor. El Balay fue  herido y trasladado a un corral en San Pelayo para recibir tratamiento, pero su salud se deterioró rápidamente a pesar de los esfuerzos de varios veterinarios.

El toro falleció dejando un vacío en la festividad taurina, su cabeza fue embalsamada y exhibida, como trofeo en la finca de su dueño. El legado del Balay continúa en la memoria colectiva de la región Caribe; recordado no solamente por su bravura en la arena si no también por la música y las historias que celebran su vida.

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