Crónicas Opinión

El villanuevero 

“El Cuento de Pepe”

Por: Pedro Norberto castro Araujo 

Con porros, guarachas, cumbias y pasodobles, el maestro Reyes Torres dejó grabado en letras de molde y laminillas de oro el buen nombre de la música de viento en la historia de nuestro país;  fue su orquesta la de mayor prestigio en los años 50, 60 y 70;  los grandes bailes antes de que el vallenato tuviera auge eran animados por su agrupación.

Reyes Torres  muy joven contrae sagradas nupcias con la señorita Ana Jiménez de cuya union nacieron Camilo, Rangel, Alcides  y Manuel; este último fue escogido por la pareja Torres Jiménez para que el maestro Rafael Escalona lo apadrinara en la pila bautismal. 

Rafael se había casado llevando al altar  de la Iglesia de San Francisco a la señorita Marina Arzuaga, nacida en la población de Robles; su  unión coincide con el boom de la siembra del algodón. Rafael lleno de juventud y entusiasmado por sacar adelante un hogar; decide ingresar en la siembra del cultivo del oro blanco, pese a que lo hace en fértiles tierras el gusano del picudo lo mantenía distraído y ocupado en sus afanes de erradicar el dañino animalito. 

Escalona cultivó en tierras ubicadas en las orillas del río Pereira, finca el Copey de propiedad de su suegro Juan José Arzuaga Oñate; justamente en límites con La Guajira y paso obligado por los villanueveros Raúl Lafaurie , José Bolívar Mattos (Cheiva), Alvarito Orozco y  el Tite Socarrás, quienes gracias al furor de la siembra del algodón colonizaron tierras fértiles en jurisdicción del municipio de Agustín Codazzi.

Reyes Torres sabía de que todos los lunes viajaba hacia Codazzi su amigo el Tite  Socarrás, quien prestaba asistencia técnica como agrónomo en varios campos algodoneros; desde muy temprano llegó a casa de Tite para enviarle un mensaje a Escalona en el que en letras grandes le decía  que lo esperaba el próximo fin de semana para que le bautizara al “pelao”. 

El maestro Torres había organizado por tercera vez el evento en el que Rafael se había comprometido a llegar para bautizar a Manuel, encuentro que nunca se dio por las múltiples ocupaciones de Escalona.

Reyes un poco ofuscado le dio un ultimátum a su amigo Rafael enviándole un nuevo recado con el Tite Socarrás, a lo que  el maestro Escalona le responde:

“… Pero Compadre no siga tan serio, este asunto se puede arreglá, lo bautizamos para Santo Tomás para que sea más villanuevero, debe salí tira piedras por que nació en Villanueva…”

El Tite Socarrás considerò  que Escalona no debía darle tantas vueltas al asunto  y debido a que faltaban más de 6 meses para las fiestas de Santo Tomás, a su regreso a Villanueva al darse cuenta de que el maestro Reyes continuaba indispuesto le propuso:

“… No se preocupe compadre que yo le bautizo al “pelao”, porque Escalona no sale del algodón que ha sembrado…”

Rafael al enterarse por boca de Ospicio Baquero de lo enfadado que continuaba con él y además de la propuesta hecha, le pareció deshonesto y le incomodó el comentario de Tite; aprovecho a Ospicio para escogerlo de emisario y enviarle un doble recado a el Tite y otro para su compadre Reyes.

“… Reyes una noticia me acaban de dar yo sé que debes estar resentido porque me dicen que al ahijado se lo ha robado el Tite Socarrás …”

“…Me le dices al Tite Socarrás que no se robe los ahijados ajenos que si no tiene le voy a regalar 150 de los que yo tengo…”

“…No se preocupe compadre que yo le  bautizo al “pelado” tiene que ser parrandero lo mismo que su papá y será un tipo  gritón como el padre  Celedón y bueno pa’ las trompás como el Tite Socarrás y con las damas  cumplido lo mismo que su padrino…”

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