Informe Especial Opinión

En La Guajira la indigencia causa degeneración en la raza 

Por: Hermes Francisco Daza

 ✓ En lamentable estado y como animales se acomodan los indigentes en los pueblos del Departamento, aun desafiando las inclemencias del tiempo.

✓ Las sobras son alimentos de estos semejantes sumidos en completa miseria y sin soluciones a la vista.

✓ Semidesnudos y absolutamente desprotegidos deambulan por las calles hombres y mujeres sumidos en la miseria.

✓ Los botaderos de basura son las fuentes de ingreso principal de estos menesterosos.

✓ Recorren en interminables peregrinar solicitando la caridad de los Guajiros.

 La pobreza es causa de la indigencia, endemia que afecta a la comunidad guajira y colombiana que, aunque la acepta, pretende ignorarla.

 Miseria de los pueblos desarrollada en medio de una sociedad que le da para luego quitarle, olvidando que la penuria produce hambre y obliga al ser humano a cometer atrocidades, inopia muchas veces motivada por el analfabetismo donde las condiciones de las mujeres son peores que las de los hombres quienes deambulan como antes en medio del mas absoluto abandono.

 Malestar Social.

 Es como si una extraña mezcla convertida en veneno social se apodera de ese extenso núcleo humano metido dentro de la pobreza, soportando toda clase de miseria, aguantando hambre y tratando de pasar el tiempo como puedan, pero sin ver para ellos el mensaje de esperanza que puede llegar para muchos de sus semejantes.

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Es un interminable ejército de mujeres, hombres, niños y ancianos los cuales diariamente van aumentando la larga fila de desempleados y desadaptados cuyas oscuras mentes se corrompen por el vicio, ante el flagelo que invade y  corroe la identidad y el espíritu de los protagonistas ávidos, en algunos casos, de la aventura sin importar el riesgo a los resultados, pero lo interesante es hacer algo para, impulsados por la codicia salir de las penurias y la oscuridad del estado anímico, con denigrantes apariciones que empañan la visualización cotidiana del inocente transeúnte, mientras ellos en cada amanecer se desperezan cual una visión satánica, casi siempre mal dormidos  por la falta de abrigo adecuado y el frio que penetra hasta los huesos de sus famélicas humanidades.

Los llamados cordones de miseria esparcidos en las afueras de las ciudades principales del país, siempre tienen su propia historia y únicamente sus integrantes saben lo que ocurre, pero todo lo ignoran ya que allí se pierde la autenticidad puesto que nada parece interesarles.

 Causal del mal

 La inseguridad y las privaciones amargan la vida cotidiana y perturban la paz en la casi totalidad de los hogares de orden popular, el amplio sector poblacional que muchas veces no logra satisfacer sus necesidades básicas, viviendo en medio de una pobreza convertida en miseria sin poder participar de los bienes, ni los servicios de las modernas generaciones, situación a la que llegaron ante el abandono de sus progenitores, aislamiento familiar, cuestiones hogareñas o de tipo social coma en la mayoría de las ocasiones.

No existe estabilidad, ni ocupaciones para derivar regularmente la subsistencia y una persona impreparada que se queda sin vínculo laboral, debe dedicarse a rebuscarse como sea para el alimento propio y de los suyos, sumando a ello, los altos costos de la educación, situación prohibida para los desprotegidos que deben conformarse con mirar vitrinas y los aparatos de televisión exhibidos al alcance de quienes aun cuando por cuotas los pueden comprar.

 Aparte de la inseguridad radical que se trueca en miseria degradante, dejándola a un lado y dogmatizándola ya como pecado contra el cual hay que luchar con todas las fuerzas corporales y espirituales y que nace en los gobiernos no configurados y el intuir que lo que hoy se tiene, aunque sea poco, mañana puede desaparecer y apreciar cómo las condiciones marchan al vaivén de los caprichos partidistas que poco hacen en bien y procurar remedios para aliviar el mal.

 Repercusiones

 Toda esa carencia de identidad va calando lentamente en el inconsciente del hombre moderno y le condiciona para estructurar su vida en torno a un proyecto de progreso individual y perfora la personalidad de todos aquellos influenciados por la crisis neurótica de nuestro tiempo, batiendo en el columpio de la existencia a personas desequilibradas que caminan como marionetas al capricho de intereses ajenos quienes cruzan las calles fracturando su propia vida sin albergar ansias de llegar a ser algo o alguien, puesto que en ese medio nada incumbe por carestía de oportunidades apropiadas y legales.

En densas zonas carentes de elementales servicios públicos se hacían millares de clanes familiares, todos indigentes con la mirada lívida, mugrosos, descalzos y semidesnudos, pareciendo que, en lugar de seres humanos, su vida transcurre como animales, puesto que hasta el diálogo se pierde como desaparece la ilusión de vivir. La consecuencia de este mal endémico de magnitud fenomenal está enraizada en una sociedad discriminadora y en decadencia, lo mismo que en las injusticias sociales, en las estructuras de la misma comunidad que bajo farsas políticas permiten la aparición de estos fantasmas como una muerte lenta, sin un reencuentro con su sentido ético y aislado de todo aquello que rige nuestros destinos, albergando entonces la pobreza como fuente generadora de toda miseria teniendo en cuenta que si el hombre no puede desarrollar sus capacidades humanas no es un bien y así, se llega a matar, a odiar y despreciar, y despreciar, siendo admitido como un ejército de hambrientos que va llenando la tierra, pelotón de personas que tienen derecho a la vida y a la lucha por la vida es la más sangrienta y desgarradora por ello lo que hay que combatir no es la vida, es la pobreza que mana de la injusticia.

 Desgarrador

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 De un estudio cumplido por el Centro de información para Colombia, Ecuador y Venezuela de las Naciones Unidas, se desprenden datos verdaderamente desgarradores y de acuerdo a tales estimativos, en el año 2015 un billón de personas en el mundo no sabía leer ni escribir, análisis que asegura como casi el 98% de los analfabetos del universo vive en países en desarrollo, entre los cuales África posee la tasa más elevada con el 54 por ciento. Sin embargo, la mayoría de las personas que no sabe leer ni escribir se hallan en Asia con 666 millones o sea las tres cuartas partes de la cifra global mundial.

 El estudio de Unesco sostiene qua en América: Latina y el Caribe, el 17.3 por ciento de la población es analfabeto totalmente existiendo 889 millones de ignorantes a partir de la edad de 15 años en el mundo, más de una persona por cada cuatro. Sigue señalando el informe que más de 100 millones de niños en edad escolar, de 6 a 11 años de edad, no están matriculados en ninguna escuela.

Asevera que nueve países poseen más de 109 millones de seres que no saben leer ni escribir, lo que constituyen las tres cuartas partes de los analfabetas del planeta.

 Las condiciones de las mujeres son peores que las de los hombres, mientras que la quinta de los varones no sabe leer ni escribir, una de cada tres mujeres es analfabeta y los países industrializados también se encuentran afectados, entre el cinco y el diez por ciento de la población de algunos de ellos padece de importantes dificultades en cuanto a lectura y escritura se refiere.

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